viernes, 9 de marzo de 2007

Caos y más caos, ¿hasta cuándo?

El caos político y social es lo que nos ha caracterizado en los últimos años, vamos de tumbo en tumbo y siempre al final se le va a pasar la factura a los ecuatorianos que nada tuvieron que ver en la generación de dichas crisis ¿Hasta cuándo? Qué no se dan cuenta que esto coarta las aspiraciones de generaciones de ecuatorianos que ven desvanecidas sus ansias de desarrollo y que asumen un coste de oportunidad enorme por vivir en el Ecuador del caos. Hay reglas y estas deben respetarse, y para esto es muy importante que quienes tienen que hacerlas respetar las cumplan. La conducta indecorosa de la dirigencia política que ha rebajado su condición a meras bandas de barrio, donde solo priman sus intereses inmediatos, nos condena a desconfiar en alguna institución. Los dos elementos esenciales de las instituciones sociales son: la calidad de las reglas y la conducta de quienes las integran. El primero se lo puede ir puliendo a través de la experiencia y el diálogo entre los diversos actores de la sociedad, siempre enmarcado en el respeto y la tolerancia; mientras que el segundo necesita contar con un puñado de referentes, hombres y mujeres justos que nos brinden como ejemplo a los demás ese manto de dignidad. El país necesita con suma urgencia empresarios, políticos, sindicalistas, empleados públicos, empleados privados, religiosos, militares y medios de prensa, capaces de liberarse de sus taras ideológicas y sus intereses de corto plazo, para que con ojos limpios puedan ver los reales problemas económicos, políticos y sociales del país. Aquí vale aplicar una frase extraída del mensaje a la nación de Eloy Alfaro en 1895: "Los hombres indiferentes a la desventura de la Nación, aunque sean privadamente laboriosos, son los auxiliares inconscientes de las desgracias y corrupción de los pueblos". No podemos ser indiferentes al caos institucional generado por fuerzas que tratan de pescar a río revuelto y que no representan el sentir de los ecuatorianos (la extrema izquierda no alcanzó ni el 5% de los votos válidos en la última elección). No podemos permitir que el país se nos vaya de las manos y terminemos con un régimen totalitario donde predomine el atropello y la violación a los derechos fundamentales (vida, propiedad y libertad). Aún estamos a tiempo, Ecuador es una República donde mal o bien existe la división de poderes que garantiza el sistema de pesos y contrapesos en los cuales se cimienta la Democracia. Paz y estabilidad es lo que necesitamos los ecuatorianos, para poder progresar. No estamos a favor de mantener el status quo corrupto que nos gobernaba, pero tampoco esto es excusa para llevarnos a la concentración del poder en pocas manos. Bolívar ya nos advertía, "huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes; es un país de esclavos". Ecuador no es un país de esclavos y los ecuatorianos no vamos permitir que eso suceda. Los problemas no se solucionan con intrigas y atropellos, ni con la violencia que a su vez generará más violencia, se solucionan con diálogo, respeto mutuo, respeto a las normas establecidas y al debido proceso. El cambio que buscamos debe tener presente que nuestro futuro depende de la matriz institucional que diseñemos, ya que si el marco institucional premia a los “tira piedras”, entonces más organizaciones de este estilo se crearán, en cambio si el marco institucional premia las actividades productivas, cada vez más empresas e industrias se desarrollarán. Usted escoja.
* Publicado por Diario El Telégrafo, Guayaquil - Ecuador. Marzo 10 de 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien Carlos! Solo una observacion: hay que darles duro a los sapos del congreso tambien, esos tambien nos quieren esclavizar solo que de otra manera, a traves de la sapada continua con nuestra indiferencia.

slds
Omar Serrano