viernes, 2 de marzo de 2007

El socialismo es el mal no la solución

Desde sus inicios cuando François-Noël Babeuf (1760-1797) en “Le Tribun du peuple” exigía la abolición de la propiedad privada y la colectivización de la tierra, pasando por su sistematización con Marx (1818-1883), hasta su en teoría declive con la caída del Muro de Berlín (noviembre 9 de 1989), el socialismo se ha implementado en diversos grados en muchos lugares y siempre ha dado como resultado lo mismo: pobreza, despotismo y muerte. La historia ha juzgado este sistema, sin embargo hay quienes no quieren abrir los ojos, y bajo camuflajes, adornos o violentado la semántica, nos quieren vender la idea de un “nuevo” sistema que nos lleva a la “felicidad”. Digo esto porque hace poco asistí a una charla del Dr. Manuel Chiriboga, ex jefe negociador del TLC Ecuador – EEUU que estaba dirigida para el gremio de industriales de Guayaquil y me llamó la atención que las opciones que proponía el expositor para Ecuador se circunscribían a tres tipos de socialismos, el bueno, el malo y el feo. Pero la historia nos dice que no hay socialismo bueno, preguntémosle a los de Europa del Este, a los de Corea del Norte, a los cubanos o a los venezolanos, muchos de los cuales a toda costa trataron y tratan de huir del “paraíso socialista”. La limitación de la libertad genera pobreza y desigualdad no al revés como pregonan algunos para justificar la concentración ilimitada de poder en manos de los gobernantes. Decir que a Ecuador le conviene el socialismo chileno es distorsionar la realidad, en Chile gobierna la concertación de partidos de izquierda pero el sistema socialista se desterró con Allende, y ahora su economía y su sociedad crecen gracias a los mayores grados de libertad que permiten que los chilenos exploten todas sus potencialidades. Hay que decirlo con todas las letras, es el Capitalismo, el Mercado Libre, el Estado de Derecho, una sociedad de libertades la que ha hecho prosperar a Chile, Irlanda, España, El Salvador, Letonia, Portugal, Bostwana, etc. Para el lector aún incrédulo puede revisar los informes del Foro Económico Mundial, el informe Haciendo Negocios del Banco Mundial, el índice del Libertad Económica del Heritage Foundation o el del Fraser Institute. No hay que tener miedo de decirlo, Ecuador necesita más Capitalismo para salir de la pobreza. No más socialismo, que ha imperado junto con el mercantilismo y que ha hecho que grupos mafiosos se hagan millonarios a costa de la ignorancia de la gente. Capitalismo no significa que el gobierno dé privilegios a grupos, no significa mayores impuestos, no significa medidas de ajuste estructural, no significa las privatizaciones corruptas que pasaron un monopolio público a uno privado, no significa devaluaciones e inflación acelerada, no significa endeudamiento público, no significa que el rico tenga privilegio ante el sistema de justicia; Capitalismo significa igualdad ante la Ley, libre competencia, libertad de emprendimiento, libertad para elegir, gobierno limitado que garantice los derechos fundamentales (vida, propiedad y libertad). Es precisamente la ausencia de Ca-pitalismo lo que ha generado pobreza, lo que es aprovechado por los demagogos que generan esperanzas entre los pobres, dándoles dinero para resolver transitoriamente sus carencias, pero sin resolver los reales problemas, condenándolos a la mi-seria. Parafraseando a David Horowitz, muchos han creído en la izquierda por el bien que prometía, pero han aprendido a juzgarla por el daño que ha hecho.
*Publicado por Diario El Telégrafo, Guayaquil - Ecuador.

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