viernes, 23 de marzo de 2007

Es la Dolarización, no su gobierno

La semana pasada circularon rumores sobre un feriado bancario, hecho que debe ser investigado para descubrir a los malintencionados que quisieron desestabilizar el sistema financiero, y deben haber las sanciones del caso. Lo de los rumores no sorprende mucho pues antes ya se trató de hacer lo mismo sin mucho éxito; pero, en esta ocasión la situación fue mucho más tensa que las anteriores ya que se le agregaba todo el caos institucional de escenario. Una vez vuelta la calma, las declaraciones del ministro de economía y finanzas, Ricardo Patiño, me llamaron mucho la atención pues no se diferenciaban casi en nada de las de anteriores ministros que se echaban las flores por la estabilidad de la economía. Dijo: “Gracias a la confianza que tiene la gente en nuestro gobierno hay estabilidad en la economía y seguridad en el sistema financiero”. Dichas declaraciones me recordaban a funcionarios de los gobiernos de Gutiérrez y Palacios, que se vanagloriaban de las bajas tasas de inflación, la disminución de las tasas de interés y el incremento de los depósitos en el sistema financiero, como si ellos hubiesen tenido algo que ver en dichos resultados. Ninguno de los gobiernos ha tenido algo que ver en los resultados de marras, mas bien han generado distorsiones que han impedido que la situación sea mejor. Para tristeza de los funcionarios y beneficio de los ciudadanos, es la Dolarización la que ha permitido a la economía ecuatoriana avanzar a pesar de las torpezas, por decirlo de alguna manera, de los partidos políticos y los gobiernos de turno. Veamos punto por punto, disminución de la tasa de inflación: La inflación es un fenómeno netamente monetario, entre las décadas de 1980 – 1990, los gobiernos devaluaron la moneda en 96,66%, de ahí que se la conoce como la década pérdida ya que al final en términos reales los ecuatorianos éramos más pobres. A pesar de tan duro golpe, los gobiernos no aprendieron y entre 1990 y 2000, la devaluación alcanzó el 96,72%. Con la dolarización eso se acabó, se le quitó la prerrogativa de los gobiernos de meternos la mano al bolsillo y empobrecernos. Luego de la dolarización lo que sí hubiesen podido hacer los gobiernos es mantener el equilibrio presupuestario e incentivar la competencia en la comercialización de los productos de primera necesidad para tener precios más bajos y más calidad en los productos, lamentablemente esto no ha sucedido en ningún gobierno y hasta el momento este no lo ha hecho, esperemos que lo haga. En lo referente a las tasas de interés, el efecto positivo de la dolarización con la eliminación del riesgo de las devaluaciones ha sido contrarrestado en alguna medida por el riesgo del entorno económico, pues la inversión de mediano y largo plazo se ha visto afectada seriamente por la incertidumbre que inyecta en el sistema que las instituciones políticas vivan en constante pugna de poderes. Asimismo, este entorno desfavorable y una regulación poco eficiente no han permitido que llegue la Banca internacional y se introduzca la tan sana competencia que haría que las tasas bajen aún más, además de brindar nuevos capitales para el financiamiento de las actividades productivas. Sobre la confianza en el sistema financiero, vale decir que en esto buena parte tiene que ver las lecciones que a la fuerza aprendieron los bancos nacionales luego de la crisis de 1999, pero se puede y debe hacer más. Por tanto, es la Dolarización y no los gobiernos lo que ha generado confianza en medio de las crisis políticas. Ahora lo que queda, es esperar que alguno de los que lleguen a Carondelet complete los cimientos del desarrollo que necesita el país: Integración financiera, libre comercio, simplificación tributaria, eliminación de monopolios públicos y privados, limitación del gasto público a sectores importantes como educación y salud, e incentivar la creación de más y mejores empresas que contribuyan a la generación de empleo que es lo que realmente quiere la gente.
* Publicado por Diario El Telégrafo, Guayaquil - Ecuador. Viernes, marzo 23 de 2007.

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